20090912

Una de rarezas alimenticias y ritos

Nunca había sentido tanta hambre. Devoraría a cada hora todos y cada uno de los pocos muebles que componen mi departamento argentino. No me falta el alimento que llevarme a la boca, y sin embargo, siento que sólo con suerte algunos días ingiero algo…
Los estantes del Carrefour olavarriense contienen puré de atún y maíz. Me sentí extraña y mal al ver que el Tang que sanidad retiró en España, es una de las bebidas clave en las mesas de este país. No concibo aún el hecho de que el pollo sea más caro que la vaca, ni de que un paquete de salchichas, por otro lado, tenga el mismo precio que 3 solomillos de ternera. La nata apenas comerciada, la mayoría de líquidos y salsas en sobres, la gelatina sólo preparada por uno mismo, las legumbres difíciles de encontrar en muchos supermercados…
Hay caprichos que suplen las necesidades diarias. La dieta mediterránea deja paso a cubos de medio litro de helado por euro y medio. Imaginen mezclar dulce de leche puro, con helado de dulce de leche y bombón de chocolate. Comerse un kiwi helado, o mezclar el agrio del limón con chocolate blanco son cosas que a cientos de kilómetros tienen sentido y cubren la inexistencia de chucherías en los kioscos. A su vez estos prefieren vender alfajores de todas las variedades imaginables y chocolatinas que comer a diario (lo que me hace preguntarme por qué esta gente mantienen mejor el físico que los japoneses).
Gracias al cielo, la salsa de tomate sabe a algo con un poco de pimienta y albahaca, y refrita con el aceite usado de hace tres días. Por cierto que ni tan siquiera en Malta eché tanto en falta el aceite de oliva. El De girasol no cubre mis expectativas, así que pronto el de soja formará parte del nuevo experimento de mi cocina. Y hablando de especies líquidas. Hay que reservar un espacio al mate. ESA GRAN BEBIDA MILENARIA TAN FÁCIL DE PROFANAR, ESPECIALMENTE SI ERES GALLEGO (dícese en Argentina de todo español, que hace las veces de nuestros entrañables leperos en cada chiste).
La hierba mate no sé dónde sale, pero dicen que de lo que se come se cría. Tanta vaca, tanto pasto, tanto asado, normal que de las 24 horas del día 18, se las pasen bebiendo de eso (las restantes sueñan con un mate gigante). Para que ustedes lo entiendan. El mate en sí es el recipiente en el que agua hirviendo y hierba se hacen uno. La cañita o sorbete de metal que aquí dirían, es apodada bombilla, y todo ello requiere de un ritual imperturbable.
Mi primer mate, el de iniciación, lo tomé en el autobús que me trasladaba de Buenos Aires a Olavarría. No pregunten cómo, pero de las 5 horas de trayecto, una la pasé sentada al lado del asiento del conductor, con éste, su copiloto y un olavarriense de mi quinta. Sería ahí cuando descubriría que además de tener las estaciones cambiadas, lo que en España es caliente, aquí es templadito tirando a frío, y lo que para nosotros es imbebible, para ellos una temperatura perfecta. Aún me quemo el labio cada vez que un argentino hace mate en casa…
Viendo la imagen de más abajo…si recibiérais ese complicado recipiente en vuestras manos, con humeante agua y hierbas “oreganescas” que flotan en su interior… ¿qué es lo primero que haríais? ¡Pues menear la cañita, claro! Acabas de provocar las primeras carcajadas majo, aparte de cargarte el irrepetible sabor del mate (¿por qué? Aún intento averiguarlo).
Otra cuestión es la elaboración del brebaje. Un español (y ahora entenderéis porqué nos asemejan con los leperos) lo primero que hace es coger agua caliente, muy pero que muy caliente, del grifo. MECCCCCCCCCCC, ERROR! Es imprescindible poseer una pava en la que hervir el agua (hasta que te puedan salir llagas en la boca al beber) o en su defecto, un aparato de última tecnología (creo que lo olvidaron aquí mientras rodaban Matrix) que se enchufa y se hunde en un termo lleno de agua (cuidado, nunca invertir estos dos pasos o las consecuencias pueden ser nefastas).
Mientras tanto, con la tercera mano que te sobra, rellenas hasta algo más de la mitad, el recipiente con hierba mate. La parte inferior de la palma de la mano debe depositarse sobre la boca del objeto, obstruyendo la salida del contenido. Se menea en el aire cual cocketelera para sustraer los restos de polvo en la hierba (se ve que el pasto estaba sucio el día que se recogió), se deposita un poco de agua natural para que la caliente no queme la hierba (¿?????) y con un tanto más de líquido (que sólo debe introducirse por un extremo del pseudovaso, nunca regarlo) se clava la bombilla, de donde ya no debe moverse (recuerden, no menear). Por el mismo espacio donde se clava la bombilla, debe echarse el agua… y listo para beber(o intentarlo). Yo añadiría el paso de frotarse con hielo los labios antes de probarlo.
El mate es una bebida para compartir, es por eso que la forma en que se pasa también tiene sus normas o rituales. Normalmente en el sentido de las agujas del reloj, pero sin una restricción necesaria. El cebador o persona que sirve, comienza probando y sirviendo y pasando al resto de los presentes. Pero cuidado, el español no debe llegar nunca al placentero momento de hacer sonar la bombilla intentando chupar lo que queda en el fondo…eso también destrozaría el mate (¿¿¿¿¿). No sé si me sentí peor el día que una Olavarriense escribió en su blog muy ofendida cómo uno de los españoles había usado un mate como cenicero (por cierto que el mate sigue al lado del fregadero esperando a ser limpiado, pero creo que la ofensa aumentaría) o cuando hace unos días bebí lo que tocaba por turno a mi amiga Nuria (porque a ella le quemaba demasiado), y me acusaban con cara de haber cometido el mayor error de mi vida, de haber repetido. Al parecer además, si el que reparte se equivoca con el que le toca beber, debe besar el culo del vaso…nosotros les explicábamos que en España lo que se usa es eso de “el que no apoya no folla”.
La paradoja argentina, provoca además que en el único sitio que no puedas tomar mate, sea precisamente en un bar o cafetería. Termos de mate en el parque, en la calle, en las tiendas, en el trabajo, en clase (es genial las cosas que puedes hacer durante una clase, reservaré para eso otro capítulo) y hasta en el autobús. Yo intento refutar la teoría de que además de amarillear los dientes, esta bebida tiene algún elemento de enganche, porque no es normal ver a las maris con el termito bajo el bazo y chupa que chupa hasta haciendo cola para entrar a un baño (leche, que mal ha sonado).
Pero aquí cada uno tiene sus propias normas sobre estos. Algunos lo toman dulce, otros amargos, otros fríos y hay quien dice que si no es de un tipo u otro no es auténtico. Están los que sólo lo beben con gente, y los que también disfrutan de él en sus particulares exilios. El sabor, para mi gusto, bueno. Los efectos, depuradores y tenerte despierto. Daños colaterales, cagaleras, llagas en el labio, y parálisis de la lengua y sus papilas durante un tiempo.
Nota final: no puedo dejar de beberlo…10
Mejor hablo en otro momento de la carencia de anillas en las latas de alimentos y del echo de que 4 empanadas con el tamaño de una mano de Gasol cada una valgan lo mismo que una coca cola en cualquier sitio…cosas de argentinos…
A empezado el otoño en este país, voy a añorar el abril y la primavera sevillana,pienso en eso observando las hojas de los árboles volar desde mi ventana, y suena una canción…
http://www.youtube.com/watch?v=5xNgKNgrQco&feature=PlayList&p=A5A7F126F320859C&playnext=1&playnext_from=PL&index=43

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