20090913

Las vueltas que da la vida

Las vueltas, por lo general, suelen ser duras, complicadas. Es lo que tiene eso de ser un culo inquieto, que por muchos lugares distintos en los que se cague, en algún momento siempre se necesita el baño de casa para poder depurarnos a gusto, con el imprescindible período anterior de adaptación que esto implica. Y perdonen la ordinariez, pero nunca se me ha dado bien eso de poner ejemplos, mi amigo Chema probablemente hubiese encontrado uno más apropiado.


Cuando pisé Sevilla después de tanto tiempo alejada de sus olores, sus calores, su mezcla de acentos y estilos, tuve la escalofriante sensación de que todo comenzara a andar de nuevo en ese preciso instante. El tiempo parecía haberse quedado congelado, como aquel falso reloj Bulgary que compré delante de mi hotel en Turquía el pasado año. Por arte de magia la maquinaria comenzaba a ponerse en marcha lentamente, como si le faltara aceite, de modo que todo seguía en su sitio, tal y como lo dejé el 25 de Febrero.

Resulta extraño toparse con gente después de un largo período de tiempo y que nada haya cambiado salvo el peso corporal de algunos (el mío sobre todo). Cada uno con sus mismas virtudes y defectos, con algunas novedades pero los mismos livianos problemas “pseudo” existenciales. Cada vez encuentro más bella la amistad…

Supongo que es por ello que mi culo decidió cagar una vez en casa, por los viejos tiempos, la añoranza y esas cosas y luego comenzó a volar una vez más, aunque en esta ocasión de nido en nido cercano, provocando la inevitable ira de mi progenitora. Aznalcázar, Matalascañas, El Palmar, Mérida y Algeciras, han sido los destinos a los que la casualidad, la aventura o la premeditación me condujeron las 3 primeras semanas desde que volví a “casa”. Es lo que algún amigo periodista ha denomidado “EL VERANO CALLEJOSO”, al que yo añadiría la frase “…EL VERANO MEJOR”.

Es lógico que mi familia se cabree de vez en cuando, pero el piano, solfeo, canto, inglés, grupos de fe, pintura y natación, no me dejaron disfrutar de la infancia; tener novio y vivir en un pueblo a las afueras, no me permitió disfrutar de la adolescencia; y con los pocos disgustos que aporto, y la buena trayectoria académica que siempre he seguido, veo justa un poco de locura juvenil, sobre todo a un año de que se me acabe el chollo de la vida estudiantil universitaria.

No es que me esté quejando de libertad ni mucho menos, no soy tan cínica, pero tampoco puedo sentirme mal por parar poco en “casa”.

Esta vuelta, tan sólo un intervalo antes de la inminente partida a Cardiff, donde estaré “expatriada” unos meses más, no está siendo tan dura.

La semana en Marrakech y el accidentado fin de semana en Fez me han aportado nuevas riquezas que plasmar a través de este blog, que ha estado cerrado por vacaciones y poco a poco se irá re-insertando a la vida de esta joven que aún no ha encontrado un sofá lo suficientemente cómodo como para tentarla a instalarse en ningún lado.

¿Seguimos viajando?

2 comentarios:

  1. "... loss locos, los locos por vivir, los locos por hablar, los locos de ser salvados y deseosos de todo al mismo tiempo, los que nunca bostezan o dicen un lugar común y que arden, arden, arden como fabulosos fuegos artificiales amarillos estallando como arañas atravesando las estrellas, y en el medio, ves como la luz azul en su centro aparece de pronto y todos hacen ahh"

    Jack Kerouac - On the road.

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  2. Anónimo15:25:00

    buah! que pasada!
    un admirador

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