20090913

La ciudad roja...y un tanto aburrida

Desde que comenzase a aventurarme en esto de viajar, he deseado ir a Marrakech, especialmente desde que las pasadas Navidades me regalasen una buena cámara de fotos. Deseaba sentir, relajarme, oler, saborear e involucrarme con su cultura. Nunca pensé que acabaría empachada de tanta especia y piropo ininteligible.


Marruecos en general, y Marrakech en particular, tienen mucho encanto. Ciertamente resulta exótico todo ese caos y esa mezcla aglutinante. Sin embargo, todo eso se agota a los tres días, porque ciertamente es un lugar para descansar, alejarse del mundanal ruido y encerrarse a meditar.

Podría perfectamente irme un mes a uno de sus riads y no salir de allí. Levantarme temprano con los primeros rayos de sol, desayunar una crepe de canela y limón con un zumo de naranja recién exprimida y comenzar a escribir. Luego parar para comer un tagine de ternera con dátiles, una siesta junto a la piscina, para despertar con un poco de lectura de algún libro ambientado en lugares lejanos y terminar con un baño en la piscina (alberca) y una ensalada marroquí antes de irme a dormir.

Pero monumentalmente no tiene mucho que ofrecer: un par de palacios, un hotel de lujo, una torre que ellos quieren comparar con la Giralda y un jardín al que Yves Saint Lauren se retiraba a diseñar.

Marrakech es más, como digo, para vivirla. No sé cuántas veces me perdí en el zoco, y cuántas cosas increíbles encontré. Creo que debe haber pocos lugares donde se puedan encontrar tantas artesanías, tantos objetos para decorar una casa, tantos productos cosméticos y todo de lo más natural y hecho ante tus propias narices. Eso sí, si no aprendes bien el arte del regateo…estás perdido.

La plaza principal, plagada de turistas y ciudadanos, da lugar a reuniones de toda índole. Aquél si es un buen lugar para dar un paseo, contemplar a las señoras que hacen la henna, a los que cuentan historias antiguas, a los sacamuelas y aguadores, a los monos y serpientes amaestrados. Igualmente se puede “disfrutar” de una suculenta cena en el mercado o un zumo fresco en alguno de los puestos que por allí se extienden. Pongo disfrutar entre comillas porque la que escribe, al ver como cojían los alimentos con sus propias manos con dudosa higiene, no le echó narices.

Puede resultar un poco agobiante también la manera en la que te atosigan, igual que el hecho de que te pidan dinero por darte una señas, hacerles una foto, o simplemente aparcar por una calle donde ellos caminan, pero por lo general, son gente amable y tranquila y desde luego, se trata de una de las ciudades más seguras en las que hasta ahora he estado.

Pero como decía al principio, si no se va a relajarse, o en pareja, o con amigos, no es bueno quedarse más de un par de días. Tras ver en un día toda la ciudad, sólose pueden realizar actividades, como ir a un hamman típico, que te den un masaje, pintarse con henna, o dar un paseo en camello por un palmeral. Si se tiene dinero y paciencia, se pueden hacer algunas excursiones interesantes desde allí al desierto, pero toma más de 6 horas el ir, y otras seis el volver. Dentro de las excursiones estando allí, probablemente os ofrezcan una de las más cercanas (3 horas) a la playa de Essaouira. Buen pescado, pero poca gente se atrevería a bañarse allí. Eso sí, las compras son más económicas y puedes mirar libremente sin sentirte obligado a comprar.

Espero volver, menor tiempo y en otras circunstancias para perder el mal sabor de boca. Aún así, os animo a conocerla y experimentar por vosotros mismos, pues muchos amigos que han ido sólo un fin de semana o con otras expectativas lo han disfrutado más. Mi plan era recorrer y visitar mucho y tomar una gran cantidad de fotos. Al comprobar que la ciudad se ve en un día y que las excursiones están lejos y cuestan 100 euros por cabeza me vine un poco abajo, y el hecho de que por cada foto, alguien me quisiera cobrar 2 euros, tampoco me dejó mucha libertad de movimientos. Tendré que volver para mejorar eso.



5 comentarios:

  1. Piliiii!!!
    Que viaje te has hecho!!!
    Que envidia el lugar con la piletaa...yo quiero!
    No sabes como me arrepiento de no haber podido despedirlos...ahora veo las fotos y me dan ganas de tenerte al lado!!!
    Cuidate viajando por el mundo!!!
    Un besote desde Olavarría, Argentina!

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  2. Epaaaaaaaaa!!!!
    Eso de aprobarlo es censura che!

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  3. Hola Pilar, si quieres agrégame al messenger.
    joselop44@hotmail.com
    Así podremos hablar sobre la promoción.
    Me ha gustado mucho la entrada.
    Saludos

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  4. Alzione22:28:00

    Me alegro de no haberte cambiado por los 200 Ferraris que me ofrecieron por ti en la Plaza de las Especias de Marrakech, vale la pena aunque solo sea por seguir leyendote.
    Un millón de besos

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  5. Anónimo9:48:00

    Bueno, creo que me voy a la ciudad roja del tiron, el alcalde de Marrakech te debería dar una subvención o algo, las fotos muy bonitas y los comentarios muy chulis.

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