Adelantando acontecimientos...

Aún no hable del sur, de la inmensidad, de bocas abiertas y cielos cubiertos…


No he conseguido aún poner en pie mis sensaciones, esos sentimientos, demasiadas horas de pieles desechas por ventiscas de sueños que nunca deseé y hoy se cumplieron.


Me entretengo con las gotas de lluvia que escucho caer pero no tuve el placer de sufrir en mi pelo. No me peiné, habría sido el día perfecto. Y esto me hace recordar al agua. Acaso las banalidades de la vida estudiantil no me dejan mucho tiempo para aquello sin lo que antes vivía pero que ahora anhelo. Debo hablarles de Pascua, y debo contarles de agua, mucha agua.

Sentí la traición, el engaño, clavarse como dagas envenenadas en mis pensamientos. Yo iba a ver estatuas gigantes, a informarme sobre un misterio, acabé resolviéndome a mi misma, quizás ese fue el mayor tormento.


Quisiera ser Rapa Nui, trabajar para vivir, desayunar jugo de melón, pasear por un pueblo de tres calles, saludar al tendero que por la noche sirve los piskos en la discoteca donde el viajero que sólo habla checo intenta explicar a una nativa que no saber bailar aquello pero igual se ríe si ve flamenco.

Los perros me acompañan madrugadores, del moai de moño al puerto, del baño en el mar, al hotel, del hotel al pueblo…me pregunto si serán espíritus de aquella estirpe extinta que se derritió a si misma por la falta de recursos y necesidad de los pueblos.


El pescado es caro, pero nunca me supo tan fresco, los shows me enamoran, quiero saber más de ellos, por eso acudo a uno, luego a otro y acabo llendo a un tercero sin remedio. Cultura intrigante, no es algo que se aprenda en los libros de textos, necesito vivir más de esto, y me crea curiosidad, debe haber tantos lugares mágicos repartidos por el universo…pero no tengo quejas, yo estoy en uno de ellos

Es tan tranquilo, apacible, el ambiente cálido y amigable, no es la humedad la que produce calor sino el candor de su gente, su arrope. Y te reciben con un collar de flores, cuyo olor aún tengo impregnado en el cerebro, son ibiscos o eso creo.


Y el amor por unos recuerdos, las historias, la raza. Resulta gratificante ver tanto esfuerzo por dar a conocer un período de su tiempo. Quieren llevarse las estatuas de gira, pero nadie se interesa por lo que implica desde adentro. Es la única pena que me llevo. Ojalá pudiera trasmitir aquellos relatos que conmigo compartieron.


Me enamoré de Isla de Pascua. No es extraño, si la primera imagen al salir a pasear fuera del hotel es la de un nativo, con la melena al viento montando un caballo a pelo y escuchando el iphone que porta en el antebrazo izquierdo. ¿Quién no caería rendida ante tal conttraste? Tradición y modernidad se dan cita en un mismo elemento.

Pero si algo me ató, me marcó y me perseguirá por los restos fue el agua…el Pacífico su desencadenante y de ahora en adelante heredero.

Bucear no fue sólo un juego…

Supongo que la libertad perceptible es similar a los pájaros alzando el vuelo, o al delfín que salta entre las olas, o la leona que en la sabana se pierde. Ninguno es consciente de su privilegio, tampoco lo es el hombre con tanto invento. Tantas formas de volar, de correr, de saltar y también de nadar y poder respirar bajo el agua.


Da frío, mucho frío al comienzo, tanto como al final, cuando te desprendes de ello y el alma queda gélida, como falta de un deseo que no puede controlar, y entonces precisas volverte a sumergir en esos deseos, jugar con tortugas marinas, rodearte de coral y peces que por un instante fugaz te tienen miedo. No sólo se puede flotar en pensamientos…


Quiero volver, debo volver, voy a volver a verla y a hacerlo.


Los lugares no son para recorrerlos, hay que habitar en ellos…