El Calafate
Las fotografías a veces resultan un tanto frías, no voy a desmentirlo, pero cuando se ven imágenes de los majestuosos glaciares que se extienden por El Calafate, más que frías, se tornan gélidas. No hablamos ahora de la ausencia de sentimientos que puedan mostrar, pongamos, un tiburón de la bolsa en plena ejecución de movimientos. Los músculos de la cara cobran una rigidez imprevisible que abandonan a la fuerza de los labios en forma de letra “o”. Las pupilas se dilatan para clavar su curiosidad en un punto fijo mientras la mente viaja, expectante.
Dejan de importar entonces los fideos que se vayan a comer el resto de la estancia argentina. Hay sensaciones que no tienen precio, otras son demasiado caras, ellos, los dueños, por gracia divina de estos monumentos naturales, son conscientes de ello. El turista debe perdonar el atraco a sufrir. ¿Acaso no es justo, teniendo en cuenta el inapropiado adueñamiento de recursos que de ellos hacemos? Concluyo en este espacio que el dinero no da la felicidad, pero es una buena ayuda.
Ya estás en El Calafate, sabes lo que viene y ante la oferta de vivencias, la casualidad o una vendedora audaz (aún no estoy segura de ello) quiso que acabara emprendiendo la excursión más cara y complicada. Repetiría cada día durante el resto de mi vida a Big Ice Experience.
Desde que dejase las competiciones acuáticas nadie ha vuelto a ver a Pili Amores haciendo nada que de lejos se acerque al llamado deporte (¿el juego de las damas está ya admitido como deporte o no?). Aún esperan en el gimnasio “Galisport” a que aparezca. Al menos me dio tiempo de probar las duchas.
Mi cuerpo estuvo diez horas ejercitando sus músculos. No hay dolor cuando el corazón se encuentra paralizado. Si existe el cielo, debe ser similar a la superficie del Perito Moreno. Los sonidos sordos de la mañana quebrada por el hielo, las cascadas que tímidamente se dejan entrever por recodos del interior de la tierra.
Hoy yo he sido Moisés sobre las aguas. Pájaro inconsciente de su privilegiado nido, explorador que encuentra sin haberlo querido…
No es asimilable el momento de volver en la embarcación al principio. Un vaso con hielo recién pescado, el whisky que revive los sentidos y un alfajor son los únicos elementos a sentir en ese momento. Miro por la ventanilla del barco aún helada y le digo un “hasta luego” mientras brindo. No sé si ha sido una visión, un sueño.
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Las fotos son una autentica pasada
ResponderEliminarcomo me gustaria ver esos lugares.....que afortunada eres
ResponderEliminarDe verdad argentina es tan azul?
ResponderEliminarmuy, muy azul jijiji
ResponderEliminarjodia ¿y este viaje por cuanto te salió?, que envidia.
ResponderEliminarEste fue un poco más caro. Nosotros hicimos un paquete montado por nosotros mismos. Cogimos un avión desde Buenos Aires a Ushuaia, ´que nos costó 100 euros, allí estuvimos en un hotel 3 noches, estaba bastante bien y nos salió por unos 17 euros la noche, eso sí, éramos 4 para compartir habitación. Allí lo que es caro son las excursiones. El tren del fin del mundo, el parque nacional de tierra de fuego y un paseo en barco por el canal beagle son imprescindibles y caras, es mejor improvisar allí mismo porque te ahorras mucho regateando y cuanta más gente mejor. También es precioso ir a los lagos Escondido y Fagniano, podéis ver las fotos en el post de Uahuaia.
ResponderEliminarDesde allí cogimos otro avión a El Calafate por otros 100 euros (un autobús sale casi igual y son millones de horas). Nos alojamos es un moderno albergue que parecía un hotel, con todas las facilidades, trato exquisito, incluyendo desayuno y chocolate y tarta gratis por las tardes, se llama Che Lagarto, y pagamos 10 euros la noche cada uno en una habitación cuádruple con baño privado. Allí te puedes conformar con ver el Perito Moreno de lejos, verlo en barco, hacer un crucero viendo los glaciares, o como yo hice, pagando casi 200 euros y pasar 10 horas caminando sobre el Perito, lo cual, indudablemente merece la pena. Si además queréis hacer senderismo, El Chaltén, a 3 horas en bus, es bastante interesante de visitar, con el pico Fizt Roy al que no muchos consiguen llegar, De ahí son las fotos del árbol, el pájaro carpintero y el pico entre las nubes.
Jo, que envidia, no ya por el dinero (que no lo tengo), sino por el tiempo que hace falta.
ResponderEliminarTuviste suerte tanto de estar alli, como de tener el tiempo y dinero suficiente para disfrutarlo.